Es verdad que es muy poco probable que alguien que vive en la civilización, sea atacado por bestias salvajes, pero también es cierto que no se sabe a ciencia cierta lo que el destino tiene preparado, sobre todo cuando se viaja a unas vacaciones en la naturaleza. Por eso es muy aconsejable informarse bien acerca de las técnicas estratégicas para salvarse en caso de encontrarse con animal salvaje. Veamos los tips en algunos de los casos más probables:
Un toro
Distinto a lo que se piensa convencionalmente, los toros son estimulados por el movimiento, no a causa del color rojo o de ningún otro color. En tal efecto, si uno se encuentra a un toro furioso que está decidido a lanzarse, lo que se debe hacer es permanecer totalmente quieto como si se estuviese congelado. Debe usarse una prenda de vestir como cebo, de modo que en el instante en que el bovino se acerque lo suficiente, se lance esa prenda hacia un lado y el resultado será que el toro la persiga.
Un león
En el infortunado caso en que un león apareciera y se mostrase agresivo, lo recomendable es sostener un contacto visual directo e intentar verse de más tamaño estirando los brazos. Hablar fuerte y de manera convincente, resulta formidable para no ser comido por uno de estos feroces felinos.
Un lobo
Si por la mala suerte uno resulta frente a un lobo, lo que se debe hacer es no mirarlo fijamente a los ojos, ya que para estos animales esto es una seña de agresividad y responden con un feroz ataque. Hay que resaltar que estos cánidos son fieras de manada y respetan jerarquías. Por ende una muy buena alternativa es dejar caer el cuerpo y bajar la cabeza, como un símbolo y una expresión de sumisión.
Un oso
Lo mejor es huir de la presencia de los osos, evitando a toda costa un encuentro frente a frente. Una estrategia consiste en utilizar una campana o algo que emita ruido con el fin de ahuyentarlos. Si lo que aparece en el camino es un pequeño osezno, lo aconsejable es salir corriendo y alejarse lo más rápido posible porque la madre ha de estar cerca y suele ser muy agresiva por el instinto de protección de sus crías. Si ya se está frente a un gran oso, lo mejor es hacerse el muerto, quedarse en el suelo en posición fetal cubriéndose el cuello con las manos y esperar a que se vaya.
Un tiburón
No conviene pasear por sitios donde abundan los tiburones, pero si en medio de unas vacaciones en el mar llegara a aparecer uno de estos mamíferos marinos, primero que nada se debe guardar la serenidad y la calma aunque sea muy complicado. Estos animales se ven atraídos por el movimiento, por lo que no es para nada bueno menearse activamente, sino quedarse en posición vertical lo más quieto posible. Si llega a atacar, la forma de defenderse es atacando sus ojos y las branquias, que son sus puntos débiles.
Un canguro
La ciencia ha descubierto que los canguros emplean su cola tal cual como si tuvieran una quinta pata. A pesar de que estos curiosos animales no son considerados como peligrosos, es muy probable que en circunstancias determinadas se sientan intimidados y reaccionen enérgicamente dando patadas con sus musculosas piernas. Lo más indicado es alejarse lo máximo de sus territorios. Pero si ya el encuentro es inminente, una técnica para salvarse consiste en toser, entonces el marsupial creerá que es un síntoma de enfermedad y es posible que decida irse en paz.
Un elefante
Los elefantes son animales con gran inteligencia que casi siempre tienen una personalidad pacífica y amable con los humanos, pero existen momentos en que estos trompudos se tornan algo locos y agresivos, especialmente las madres con sus pequeños. Si uno se enfrenta a algo así, lo aconsejable es no correr locamente, sino hallar un escondite o algo que sirva como obstáculo entre uno y el elefante, como un árbol o una gran piedra.
Un rinoceronte
Algo que caracteriza a los rinocerontes es que su visión es pésima, lo cual es un factor muy bueno para poder defenderse, pero también es contraproducente porque se asustan fácil y pueden envestir por ello. Su velocidad puede llegar a los 60 kilómetros por hora. La única forma de poder salvarse, es ubicarse detrás de un árbol. No suelen perseguir a nadie detrás de la hierba alta o los arbustos.
Lo más importante en todos los casos, es conservar la calma y no desbordarse de miedo, ya que éste incapacita y no permite razonar. Se necesita luchar por mantenerse sereno, aunque esto no implica pasividad, ya que, si se tiene la oportunidad de correr, no hay que desaprovecharla. Pero también puede suceder que por salir corriendo impulsivamente, se cometa un error letal. Todo depende de las circunstancias y de lo que dicte la inteligencia y el instinto combinados.