Manuel Gurrea Martin
Justificación del libro
Me considero un buscador del Conocimiento, de los orígenes del Hombre y especialmente de la Espiritualidad necesaria para afrontar la Ascensión y el Retorno del Hombre hacia Dios. A modo particular ese Fin da sentido a mi Vida y de forma general mediante esta y las obras que vienen a continuación, creo honestamente que aportarán una visión no contaminada por el Sistema y que pueden ser útiles para algunos de la Nueva Humanidad, que recoja la enseñanzas basadas en los axiomas Crístico y Magdalenense: La Felicidad está en “rea-ligar” al Hombre con Dios a través del Conocimiento espiritual: la Sabiduría de Sophia.
El libro pretende complementar el déficit del Génesis bíblico y exponer una serie de hechos acaecidos y borrados de las Mentes del Hombre, hechos que en su mayor parte la Humanidad desconoce, quizás por estar imbuida de un capitalismo asalvajado o por tener “el vaso lleno” de creencias, mitos y fantasías novelescas.
La intención intrínseca en el libro es sacar de las sombras una versión plausible, desafiante y controvertible de nuestra Evolución y Ascensión como Especie Humana Creada al Servicio del Hombre y de Dios, incluyendo el Amor Universal y aquél que le debemos a nuestra Amada Tierra.
En el libro se desafía a la ciencia y a las creencias religiosas con el Amor en una mano y la Fortaleza en la otra, buscando siempre la Verdad que murió con Arturo en la Isla de Avalon.
Hay también un re-torno por poner luz sobre la intervención de unos Seres venidos al planeta Ki y altamente evolucionados, cuando nosotros aun comíamos hierba en las praderas de Kenia, unos ancestros que todas las razas los llamaron Dioses, en el libro aparecen como Anakim, ellos fueron venerados y respetados hasta la llegada de las Sociedades controladoras del Hombre, hundiendo en el barro la “Creación” del Humano a partir del Homínido.
En el libro desfilan los Anakim, la Creación del Hombre y la dación que se hace al creado por parte de los Dioses y que constituye todo el núcleo evolutivo de Sapiens. Otro asunto será ver cómo ha sido esa Evolución pretendida por los Anakim y su “valoración” por parte de ellos en la etapa Final de los Tiempos.
¿Acaso el Hombre se creyó libre?
Los Dioses Anakim: artífices del Hombre
El relato nos dice que nuestra primera Madre se llamaba Tiamat, un planeta que era real y que estaba situado entre Marte y Júpiter. El lugar que ahora ocupa el Cinturón de Asteroides y que ellos nombraron como Cinturón Repujado. En ese lejano lugar están la mitad de los restos de nuestra Madre Tiamat, la otra parte es la que nosotros ocupamos ahora y que los Anakim llamaron Ki y nosotros Tierra.
Creí importante esa primera idea y como el mismo ADN fue el que invadió a unos y otros, esparciéndose por el nuevo planeta, por los restos del Cinturón y en el planeta Nibiru, lo que significaba que los habitantes de ambos planetas tenían unas raíces similares y esa era la clave de que funcionaran las fusiones en el Edén de “las tierras de abajo”: praderas de Kenia y en concreto en la llamada “Casa de la Vida”:Allí un equipo de tres Anakim: Ninmah, Enki y Ningishzidda, consiguieron incluir un Alma en el Homo que emitía gruñidos y comía hierbas de los arroyos, un día hace más de trescientos mil años, en el cual una Diosa creo al Hombre.
Una vez creado el Hombre nos faltaba la llegada de la Diosa de la Gran Diosa Sofía (Energia), y para complementar las Virtudes del Hombre, ella llego en forma de Mujer y está dio a Luz al Hombre Genero. Con el “recién” creado Homo Sapiens y el desembarco de Sophia la Evolución estaba en marcha, el Principio de un Camino que como todo circulo se abre y se cierra, para poder pasar a otro “peldaño” más elevado.
Nuestra Historia es un hecho Esotérico y a la vez Holístico que se determinó a partir de la “Caída” de la Diosa Sofía, hablando en términos espirituales, aunque más que caída se habría de hablar de “descenso necesario”.
Los Vedas antes ya de Mesopotamia, nos dicen que la materia primordial en la que se realiza la creación es la Prakriti, lo que viene a significar el inicio del día Cósmico y que la misma estaría constituida por tres cualidades específicas llamadas Gunas: La Diosa Sofía se transforma en tres tipos de Energías.
En el libro a modo de historia escueta, dado que la Historia total del planeta Ki y del Hombre ocuparía ingentes volúmenes, pretende relatar desde la formación de nuestro Sistema Solar, la llegada de los Anakim y la Creación del Hombre, como el ser que habita el planeta Tierra adquiere la Civilización y con ella el Conocimiento, pero también como al pasar los años abandona el Camino que los Dioses le marcaron y se enfrenta a su futuro, tras haber ejercido el libre albedrio a su manera.
El libro se divide en dos partes claramente diferenciadas, la primera es como un relato cronológico de nuestra historia y la segunda está más específicamente consagrada a los grandes artífices del Ser del Hombre: Isis, Thot, Krishna, más el Gnosticismo (como Conocimiento), y el requerido Libro del Fin, que cierra el ciclo del Libro del Principio colocado en el primer Tomo, al Dios de la Sabiduría no se dedica un apartado específico dado que está a lo largo de prácticamente todo el libro.
El ciclo comienza con aquel “Enuma Elish la nabu shamamu shaplitu ammatum shuma la zakrat…”, y llega hasta los Tiempos Finales: Desde la llegada de Sofía al planeta Ki, el desembarco de los Dioses-Anakim y el arraigo del Conocimiento en el Hombre.
La entrega del Conocimiento
Cuando el Hombre fue capaz de percibir aquello que le era extraño y desconocido, por medio de la Acción y el Conocimiento que emanaban de los Dioses, pudo visualizar y comprehender que ambos pilares se encuentran inter-relacionados por unas causas y efectos, por unos que disponen de un Conocimiento y otros que lo buscan, así los denostados Anakim dispusieron para su Ser Creado todo aquello que fue posible y concebible.
¿Qué es Conocimiento?
Es sin duda la gran pregunta a la que continuamente el Hombre se enfrenta y tarde o temprano llega a él y lo adquiere y entonces la Felicidad de la Vida y de la Muerte, dejan de ser sombras opacas y confusas.
Todas las acciones que realizamos, llevan al descubrimiento de nuevas facetas de la Verdad y hacen más claras y próximas las ideas referentes a una Realidad trascendente, y las percepciones van haciéndose más verosímiles consiguiendo que el Homo Sapiens descubra un mundo más allá de las orillas de los arroyos de Kenia y sea capaz de contemplar al Señor Krishna como Señor del Conocimiento y no una imagen exótica.
Descubrir conceptos más claros acerca de esa Realidad aparente que se oculta tras el Velo de Isis, eso es Conocimiento, aquel que llega a través de la indagación y de la mirada hacia el Maestro interno: auto indagación Espiritual.
A lo largo del camino del Conocimiento se nutren las acciones, la actividad, con un sentido y un propósito más elevado que aquel proporcionado por la simple supervivencia. Pero tras la búsqueda del Conocimiento se encuentra un aviso de peligro: tal vez el viaje del Alma tenga por equipaje la Soledad.
Posiblemente el verdadero Conocimiento no sea más que aquel impulsor hacia lo positivo, hacia la felicidad. ¿Y qué es lo positivo y que Felicidad?
El lugar donde no hay dolor, no hay sufrimiento, donde la armonía y la paz se unifican y disuelven la dualidad, la separación y de nuevo nos re-ligamos. Donde el amor y la compasión son el sostén a la vez que nutren y construyen al Hombre, un Ser cubierto de lluvia desconocida, unas veces intencionada y otras positivada y plena de Amor y Verdad, una le hunde en el Infierno o la otra puede elevarlo a los Cielos, al lugar de donde llegaron unos seres que mucho antes que los de la Tierra abrazaron el Conocimiento como pilar de Evolución.
Podemos obtener ese Conocimiento a través de diferentes métodos. Nos lo pueden transmitir; puede llegar a nosotros a través de aquellos que a su vez lo han recibido, y así pasar de unos a otros, perdurando y conservando su pureza original, pero no es posible INVENTARLO.
Podemos observar y reflexionar, recibiendo respuestas de esa fuente infinita que vive, velada, en nosotros mismos y que también son Hijos de las Estrellas, o escuchar esa voz universal, que resuena en el centro de nuestro cráneo, en el asiento del Alma, transmitiendo las respuestas que buscamos y que ocultas dentro de la Materia Oscura, esperan que el Hombre perciba aquello que sus sentidos le niegan.
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